Con seis años, ¿qué nos cuentas de la memoria?
Ícaro (mientras pega un papel continuo): “Hemos puesto ahí ese papel para que vayamos apuntando todo lo que sabemos de la memoria y no se nos olvide”.
Ana: “Ah, vale, entonces hago una propuesta. Como en Segundo hemos reflexionado esta mañana sobre la memoria, vamos a dejar que empiecen a hablar los/as de Primero para que nos cuenten lo que entienden ellos/as por memoria. Luego, cuando hayan acabado, ponemos en común nosotros/as lo que hemos hablado”.
Adriana: “Los/as que tienen más memoria son los/as abuelos/as”.
Otra niña: “Porque han vivido más”.
Murmullo, varias personas hablan a la vez sobre lo que recuerdan.
Aiala: voy escribiendo lo que decís, así que por favor tenéis que decirlo fuerte, de uno/a en uno/a, y esperar a que termine de escribir.
Samuel: “Yo decía, pero no decía una persona, era la impresora”.
Varias personas: “Sí, sí, la impresora tiene mucha, muchísima memoria. Y lo que tiene también memoria es el móvil. Y el ordenador, la tablet, la consola, las cámaras... todos los aparatos de tecnología tienen memoria”.
Lucía: “Los/as abuelos/as saben más, son personas que tienen memoria y saben más en matemáticas, lengua, topología, en muchas cosas más”.
Samuel: “No, los/as abuelos/as no son los más sabios, sino los/as tatarabuelos/as”.
Julia: “No me acuerdo. No es porque no tengo memoria. No se trata de eso, es que yo ese día no vine y por eso no recuerdo nada”.
David: “No tiene recuerdo porque no vino... ¿tenemos recuerdos de lo que hemos vivido?”.
Un niño: “De la vida y de la muerte”.
Esther: “¿La muerte? ¿Tú has vivido la muerte? ¿La puedes recordar?”.
El niño: “¡Nooo!”.
Otra niña: “La muerte de su abuela, sí”.
Varias: “¡Aaah!”.
Iñaki: “Tengo recuerdos de la muerte de mi tía abuela”.
Murmullo, varios/as también recuerdan muerte de su abuelo o de su abuela.

David: “Mira, alguien por aquí ha dicho que ese es un recuerdo triste. ¿Hay recuerdos tristes?”.
Una niña: “Tristes, alegres…”.
Eric: “¡Felices!”.
Víctor: “Si te olvidas de una cosa y luego si la recuerdas otra vez, se te olvida, la piensas muy bien y ya se te recuerda muy bien”.
Esther: “¡Aaahh! O sea que está guardada”.
David: “Ah, ¡puedes rescatar los recuerdos olvidados!”.
Otro niño: “Porque los recuerdos no pueden salir del cerebro”.
Esther: “¿Y la memoria dónde se guarda?”
Varios/as: “En el cerebro”.
Hablan muchas personas a la vez. Leo dice que recuerda la muerte de su abuelo y ya ninguna persona más de Primero quiere intervenir más. Empiezan las de Segundo.
Una niña: “Yo recuerdo, ya de hace un tiempo, la muerte de mi tío y de mi perro”.
Ana: “No me parece mal que cada uno hable de sus recuerdos, pero os recuerdo que ahora estamos pensando sobre la memoria. ¿Qué sabemos de la memoria? Y en otro momento hablaremos de los recuerdos. Ahora estamos intentando ponernos de acuerdo en lo que entendemos todos por “memoria”. Terminamos eso que está recogiendo Aiala y luego ya hablaremos de recuerdos personales. ¿Qué es la memoria?”.
Una niña: “Cuando tú cambias de sitio y estás en otro lugar y lo recuerdas, la memoria también sirve para eso, para que te recuerdes de un sitio que te gusta y estés como estás ahí”.
David: “¿Sabes cómo se llama eso? Evocar”.
Ana: “Que es parecido a recordar”.

David: “A mí esto me interesa mucho, también cuando sueño, a veces es como si estuvieras realmente en ese lugar. Te despiertas y te sorprendes porque no estás donde estabas soñando. Es verdad, cuando recuerdas a alguien, algo o un lugar, vuelves a sentir las mismas cosas, o sea que la memoria está conectada con los sentimientos”.
Una niña: “Sí”.
Ana: “¿Le repites tu idea a Aiala, que no le ha dado tiempo a escribirla?”.
La niña: “Que cuando vas a un sitio y luego lo recuerdas te sientes como cuando estabas allí”.
Otro niño: “Que si no tuviéramos memoria, por ejemplo, yo veo por primera vez a David, y la siguiente me tengo que quedar con su cara para reconocerle. Sin memoria nos olvidaríamos. No le conocería”.
David: “Claro. Así, por ejemplo, podemos ser amigos, porque recordamos cosas de él y no tenemos que estar todo el rato preguntándole lo mismo”.
Ana: “A ver quién se acuerda... Esta mañana dijisteis que había dos tipos de memoria. ¿Cómo era?”.
Una niña: “Una tenía que ver con los sentimientos”.
Otro niño: “ Y otra tiene que ver con las matemáticas y eso”.
Otro: ”Sí, es la memoria de aprender cosas y la de los sentimientos”.
Una niña: “Y la de recordar la infancia”.
Pedro: “Cada uno/a tenemos una memoria diferente. Puede ser una memoria colectiva, una memoria de lo que todos hemos vivido, por ejemplo, cuando pase muchísimo tiempo todos/as los/as de Segundo vamos a recordar…”.
Varios/as: “Sí, yo voy a recordar”, “Y yo”, “Y yo, sí, sí”.
Nagore: “...a Patricia”.
David: “Pero, ¿no decíais que los recuerdos se guardan en el cerebro? A ver si va a ser que se guardan en el corazón”.
Una niña: “Sí, en el corazón lo guardas, porque puede que hayas vivido momentos de alegría y felicidad, como cuando te enamoras”.
Esther: “Hay una teoría que habla de los recuerdos del corazón, pero fisiológicamente”.
David: “Es que te voy a contar una cosa que me contó Federico que a lo mejor tú le conoces... Federico fue profe en Trabenco y tiene una barba blanca larga”.
Un niño: “Debajo de la barbilla, por el cuello”.
Varios: “Ah, sí, sí”.
David: “Pues verás, me dijo Federico que “recuerdo”, la palabra “recuerdo”, viene de “cordis”, y “cordis” es corazón. Y decía Federico que recordar era... mira, fijaos que cosa tan bonita decía Federico. Recordar es traer al corazón, de nuevo, las cosas. Traer al corazón”.

Ana: “Pero ese no es el corazón de las venas que tiene una vena, y otra y hace tracatracatracatá... no es ese corazón, es otro corazón”.
Esther: “Pues hay una teoría científica que sí que habla de que el corazón tiene memoria. Las células tienen memoria”.
Ana: “En la tv había una serie que hablaba de eso. A un chico le trasplantan el corazón de otra persona, y a partir de ese momento empieza a tener sentimientos que no son suyos, son de la otra”.
David: “Pero tú te refieres a otro corazón, ¿no? Ese corazón que tú dices es un corazón que tenemos metido en otro sitio y que tiene que ver con los sentimientos”.
Ana: “Sí, es otro”.
Una niña: “Sí, es un corazón que está dentro del corazón del tic-tac”.
Ana: “Puede ser... ¿dónde están los sentimientos?
Niña: “Dentro del corazón que hace zigzag”.
Otra: “Nooo”.
Ana: “¿Dónde se sienten las cosas? ¿En qué parte del cuerpo se sienten las cosas?”.
Una niña: “Depende de lo que sientas, depende de lo que creas”.
Hugo: “Que nosotros/as en el cole hicimos una historia que en el bosque había un árbol, era el Árbol de las Ideas Perdidas, entonces los/as niños/as de Trabenco que lo conocían no se atrevían a entrar al bosque. Entonces, un día oyeron una voz por el patio del cole que dijo Venid, venid, danzad… ¿Cómo era?”.
Varios/as: “Venid a danzar y las ideas recordarás. Danzad, Danzad y tu memoria recordarás… algo así era”.
Hugo: “Entonces con un poco de miedo uno/a de ellos/as poco a poco empezó a danzar, y entonces les vino su idea y la cogió y entonces vinieron los/as demás niños/as y se pusieron a danzar”.
David: “Oye, ¿sabéis que me parece un argumento precioso?”.

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